En una aldea china, el funcionario de encargado de cobrar
los impuestos fue a lavarse los pies a la orilla de un lago y, por descuido, cayó
al agua. Inmediatamente, un grupo de personas acudió en su auxilio diciéndole:
¡Señor, deme su mano!
Pero, a pesar de que se estaba ahogando, el funcionario no
alargo su mano. En ese momento pasó por el lugar un viejo y, tras observar lo
que ocurría, se acercó a la orilla del lago y gritó:
¡Excelencia, tome mi mano!
Al instante, el funcionario se aferró a la mano del viejo y salió
de lago.
Como todos los presentes estaban asombrados, el viejo les
explico:
El funcionario encargado de cobrar los impuestos no sabe el
significado de la palabra dar, pues el solo se dedica a tomar y recibir.
Muchas personas siempre están esperando recibir, y no tienen
la suficiente voluntad para dar.
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